Thursday, May 31, 2007


“Quién ha venido ha hablar de las ciudades perdidas
¿por qué están ahí?
¿quíen las dejó extraviar?...”
Delgadillo Fernando
Entre Pairos y Derivas.



La crisis del campo, del “gueto”, de los paises en desarrollo (África, Latinoamérica, el sureste de Asia), de grupos sociales específicos como los niños y las mujeres (quizás nos olvidamos de las personas denominadas de la tercera esdad y de los jóvenes) explica Castells, deviene en procesos de desigualdad, polarización, pobreza y miseria, que nos remiten a las dispares relaciones de distibución/consumo, de la apropiación diferencial de la riqueza generada por el esfuerzo colectivo, de la individualización del trabajo, de la sobreexplotación de los trabajadores, de la exclusión social (de la insuficiencia de las políticas reparadoras de integración social) e iclusive de la integración perversa (que va más allá del desempleo formal frente a un empleo informal/criminal y que además afecta los modelos de formación de la familia).

“En todas partes la acumulación de pobreza socava la seguridad existencial y plantea desafíos cada vez más extraordinarios a la ingenuidad económica de los pobres. Quizás haya un punto a partir del cual la contaminación, la congestión, la codicia y al violencia de la vida urbana cotidiana finalmente aplasten las redes civiles y de sobrevivencia adecuadas en las ciudades perdidas”( Davis, 2004: 16)

La articulación de procesos macroeconómicos, macropolíticos, “macroestructurales” silenciosa pero no invisiblemente han cobrado creces en la sociedad de estos espacios críticos que emergen, que se multiplican, en un contexto insalubre, hostil, de urbanismo intensificado, con estigmas, con criminalidad e industrialización, con riesgos de procesos exclusivos y exclusores.

Por un lado Castells plantea dos situaciones muy específicas: La del Africa subsahariana y su deshumanización y la de Estados Unidos y su dualidad. Podríamos pensar que hablamos de realidades muy distantes, casi ajenas, pero se expone una constante: la disparidad creciente en el dinamismo de la economía (más de 35 millones de estadounidenses en pobreza extrema y miseria, 500 millones en África). Si bien la supervivnecia de las mayor parte de las economías africanas depende de la deuda externa, de la ayuda internacional y del credito exterior, de la ayuda de los gobiernos y donantes “humanitarios” en Estados Unidos , la mecanización de la agricultura del sur y la movilización de la mano de obra industrial provocada por el programa federal de renovación urbana, para mantener a las empresas y los “centros culturales” en los nucleos metropolitanos aumentarosn la concentración de minorías en los barrios más degradados y luego entonces su pauperización.

Uno de los aterradores efectos: “Uno de los mercados de creciminto más es la prostitución infantil (…) la proporción creciente de niños entre las víctimas de la guerra se debe al carácter de estas nuevas guerras olvidadas, una vez que el mundo rico decidió vivir en paz.” (Castells, 1999: 188, 190)

La violencia, las infecciones (VIH), la drogadicción… La exclusión social suele expresarse en términos espaciales, en el confinamiento territorial y luego entonces de acceso a los recursos y a los servicios mínimos de calidad de vida, de poblaciones sistemáticamente irrelevantes, desconectadas de las redes de funciones y personas “valiosas” pero también en otras dimensiones, me parece, en términos microestructurales, en procesos académicos, por ejemplo, en el acceso a los servicios de salud, en el acceso a los recursos alimenticios y a las condiciones de trabajo (derechos laborales, condiciones mínimas de seguridad, posibilidad de producir para autoconsumir) Posibilidad…Libertad es el sueño humano que la tiene… exclusión es la pesadilla (como la de Darwin) de la que uno quiere despertar pero en la que la vigilia extraviada en ciudades, erosionados campos, guetos y sonrisas frustradas de niños y niñas permanece…

Thursday, May 24, 2007

“Nothing happens on this planet that doesn’t impact us”


La presión exitosa de los capitales y las instituciones financieras internacionales para promover la apertura de los mercados nacionales, las políticas privatizadoras , la revolución en las tecnologías y los sistemas productivos, junto con la modificación en los hábitos de consumo y formas de vida trajeron consigo la destrucción de diversos ecosistemas, la deforestación, y los cambios de clima, todos obra de quienes habitamos este “village”, generando condiciones para crear un vasto reservorio de virus que seguramente se multiplicarán o se resistirán a cualquier antibiótico o antiviral.
De hecho, aún persiste la posibilidad de la aparición de nuevas enfermedades en regiones remotas o sobre el espacio zoonótico de las granjas y las grandes industrias agropecuarias; sin embargo una de las características de este fenómeno es que la zoonosis no se encuentra circunscrita a un tipo de vehículo concreto, es decir, puede que el agente infeccioso se trate de un virus, una bacteria, un hongo e incluso de una proteína carente de genoma y ácidos nucleicos, al que se le ha acuñado el término de prion. Además estas enfermedades pueden incubarse durante años o incluso décadas en la especie humana, por lo que, como afirman los autores, en los años venideros podremos evaluar su auténtica repercusión, pudiendo llegar a hablar de epidemia.
Si bien, la zoonosis es el resultado de una coevolución del parásito y de uno o varios de sus hospedadores, llegándose a dar ciclos enormemente complejos con portadores intermedios sanos (individuos infectados sin síntomas de la enfermedad clínica; como es el caso de la gripe aviar o del herpes); me parece irresponsable “animalizar” el problema y situarnos como víctimas de este fenómeno, pues han sido nuestras formas de vida, de ritualiazación, de soberbia y capitalización, lo que nos ha ocasionado estas enfermedades. “While zoonotic diseases like rabies kill 50, 000 people globaly a year, humans generally end up as the dead-end host for the virus. In terms of global public health implications, the greatest fear surrounds viruses that can not only jump from animals to humans, but then spread person to person. Only a few people eat chimpanzees, but many people in the world have sex.”(Greger, 2006)
Existen inclusive, enfermedades infecciosas que se han trasmitido desde el hombre a los animales, especialmente a los domésticos. Recientemente se ha formulado un nuevo concepto, el de la “zoonosis reversa” para hacer alusión a aquellas que afectan a los animales y que son nuevamente transferidos a la gente (vgr. Staphylococcus aureus, que en humanos es la bacteria causante de originar furunculosis, también afecta a la vacas produciéndoles un cuadro más complejo acompañado de mastitis).
Es un hecho que en estas últimas décadas, los casos de infección humana y animal se han multiplicado, provocando alarma y la sospecha de una pandemia (en 1996 los datos presentados por el departamento de Salud Pública del Estado de California aseguraban que el 50 % de las enfermedades infecciosas padecidas por su población eran de origen animal) no obstante, reitero esto se debe en gran medida a la ruptura de las barreras físicas y a los nuevos hábitos alimenticios, la rápida urbanización, movimientos migratorios, las nuevas formas de agricultura, el tratamiento de engorde/crecimiento que sufren determinados animales, el turismo, la velocidad de los medios de transporte, el exotismo de los individuos, etc. ha contribuido a que nuevos patógenos puedan llegar a infectar a otras especies. “Fish and Wildlife Service testified before a Senate comittee in 2003 that the U.S. imports more than 200 million fish, 49 millions amphibians, 2 million reptiles, 365,000 birds, and 38,000 mammals in a single year.” (Greger, 2006)
Considero en ese sentido, que las enfermedades infecciosas pueden ser vistas desde una perspectiva ecológica y no simplemente como el resultado de la colisión de potentes agentes y huéspedes susceptibles. Tampoco debemos esforzarnos, a través de la antibiosis y la extrema antisepsia, alcanzar una existencia libre de gérmenes. El desarrollo de balas mágicas cada vez más potentes no es ya la única ni más efectiva estrategia, a largo plazo, para enfrentar los microorganismos patógenos. Las llaves reales derivan de la ecología, el comportamiento humano y la convicción de que las poblaciones humanas y microbianas son parte de la misma bioesfera evolutiva…







Andrade, Víctor. 2001. Globalización, cultura y complejidad: miradas desde un nodo periférico, Facultad de Sociología , Universidad Veracruzana.
Acosta, Néstor, Zoonosis: enfermedades sin barreras, en
http://www.encuentros.uma.es/encuentros94/zoonosis.htm, Consultado en Mayo 23, 2007.
Greger, Michael. 2006. Brid Flu: A virus of our own hatching. New York, Lantern Books. Part II Nos. 1, 2 y 3.

Friday, May 18, 2007




La mercantilización como visión del mundo:
entre el maiz, el “corn” y la pelagra.


Comemos no únicamente para ganar nutrientes, sino para experimentar sabores y aromas… sensaciones; sin embargo, detrás del arroz y los frijoles, de los tacos, así como de una big mac con papas y de un yogurth bajo en grasas, hay una carga simbólica más allá de estas –nuestras- preferencias. Estos alimentos hacen referencia a cierto estilo de vida, celebración y ritual, intereses económicos, preocupaciones sanitarias, alimentarias e identidades personales, étnicas, regionales nacionales (y obligadamente ¿cosmopólitas?)…

El panorama de transformación alimenticia del sector agrícola mundial y la generación de nuevas enfermedades, denominadas por los autores crónico-degenerativas son, como muchos otros rubros, interdependientes.
Por un lado, se nos muestra que se han exacerbado las relaciones de subordinación económica entre los países desarrollados y subdesarrollados tanto a nivel comercial como a nivel de explotación de la fuerza de trabajo y de recursos; de manera que los campesinos de los países últimos en la lucha por mantener un “rol” competitivo en el mercado mundial, transforman la estructura productiva agrícola interna, lo cual a su vez, no sólo ha implicado la profundización de las relaciones de dominio y explotación, sino además la generación de nuevas enfermedades a partir de la modificación de sus actividades de consumo (de productos alimenticios) y luego entonces de su dieta.
“Dietary change is occurring worldwide: traditional diets with a limited range of staples are being substituted bye a diet more composed of livestock products (meat, milk and eggs) vegetable oils and sugar (…also…) localism is displaced, and investments increasingly shifted from basic or seasonal commodities to “value added” processed foods.” (Rayner, et. al.,2007: 70)
Así, por otro, los autores exponen algunas de las consecuencias del mercantilismo como actividad usual, que en la conversión de toda entidad, acción o sentimiento a objeto de intercambio, conmensurable y monetariamente equivalente, provoca la deshominización de las personas, y en este caso, la evidencia de que la salud de éstas (nuestra salud), es una ocupación de ultima instancia.
Dado que en este contexto mercantil, como explica Appadurai (1986) todo se trata de una competencia económica y política, que además tiene que ver con la ruptura de la soberanía alimentaria de muchos países (ya que los altos subsidios a la agricultura frenan la productividad en este sector y la aplicación de tecnologías de vanguardia). La agricultura entonces se convierte en una actividad casi parasitaria, dependiente de la industria. Los países desarrollados controlan el mercado internacional de alimentos (y sus procesos) y entonces, los subdesarrollados dependen en gran medida de la exportación de dichos productos.
[1]
Tal situación desencadena otros procesos, en el libre mercado alimentario, el Estado mexicano, por ejemplo, se compromete a colocar en su población dichos productos, obedeciendo a prescripciones y acuerdos de organismos internacionales y de los paises desarrollados sin embargo; no audita (exige el control de calidad necesario para procurar el bienestar de sus consumidores) dichos productos, ni evalua las repercusiones de éstos en la salud pública de su ciudadanía; restringe el desarrollo agropecuerio local para que se prescinda de tales intercambios forzosos; hace caso omiso a las implicaciones culturales que “…examinan los caminos por los cuales las identidades de los actores (humanas y materiales) son construidas en diferentes puntos históricos y espaciales (…así como…) el inequitativo intercambio de valores internacionales en las conexiones materiales y morales de una multitud de alteridades culturales” (Lind y Berham, op.cit.: 52)
Así, me parece que aunque los autores prometen mucho y resuelven poco, ponen el tema en la discusión y ocupación antropológica y cotidiana. Por que si algo he aprendido de tod@s estas alteridades y descalabrones teóricos (inconsecuentes en algunos casos) es que es a partir de la información, la interpretación y la escucha comienza la resistencia, somos adultos y cada quien sabe lo que consume, come y hace, el sistema que reproduce y las “lujos” de los que se abstiene. Tal vez el Estado hará su papel en la medida en la que a sociedad civil se lo exija (mos), tal vez la salud de la población e inclusive la personal mejore cuando cambiemos nuestros hábitos antes que los discursos y las réplicas a estos, tal vez las implicaciones simbólicas en las que se amalgama el placer, el poder, la producción en masa y la irrupción sociocultural en esta mercantilización material y discursiva sean también una ocupación importante que no está peleada, o más aún que reforzaría tal resistencia, creando espacios y/o exigiendo derechos de alimentación más allá de la comida “lenta”.

Lind, David y Barham, Elizabeth. 2004. La vida social de la tortilla: comida, políticas culturales y mercantilización competitiva. Departamento de Sociología Rural, Universidad de Columbia, Missouri.

Rayner, Geof, et. al. 2007. Liberación mercantil y la dieta de transición: una respuesta a la salud pública, Health Promotion International, vol. 21, Oxford University, UK.

Rubio, Blanca. 1994. La agricultura mundial de fin de siglo: hacia un nuevo orden agrícola internacional en: Alejandro Nadal, coordinador, México y la globalización, UNAM, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias Cuernavaca, Morelos.



[1] De hecho, en un escenario de sobreproducción agrícola existen poblaciones que padecen hambrunas severas al tiempo en que se observa un incremento en los niveles de desnutrición en los países subdesarrollados. Esta situación ha ocasionado en gran medida una caída en la producción de cereales en dichos países y en luego entonces a nivel internacional, optando por la producción de otros productos, lo que ha significado también la monopolicaciónde la producción cerealera. (Rubio, 1994)

Wednesday, May 09, 2007

Voces en un globo para un tiempo en el que no se escuchan…

eCOooo:

¿Tu crees que el espacio y el tiempo sean aprendidos como lo demás en el mundo? ¿Que la semana es igual de comprensible que un árbol, una orden o un golpe en la cabeza?...

Instantes, siglos, jornadas y periodos vacacionales… paisajes, terrenos, propiedades y lugares virtuales, si bien “la historia es el relato del cambio social”(Wallerstein, 1998: 152) y ésta se manifiesta a partir de tales dimensiones, la reproducción de actos y la recuperación de la memoria nos obliga a cuestionarnos cuáles han sido esas transformaciones, cómo y por qué se han dado, tareas inclusive de los cientificos sociales (y también de los naturales); no obstante raros agentes se han percatado que detrás de estos conceptos, escenarios hay intereses, objetivos ¿manipulación?
El espacio y el tiempo, han sido en este sentido sólo referentes, pero no “objetos” de reflexión para tales científicos, Harvey(1990) fue el primero en darme luces sobre estas preguntas que parecen coincidir en algún sentido con las emitidas por Wallerstein y separadas por Castells; “La modernización supone la desorganización constante de ritmos temporales y espaciales, y una de sus misiones es producir nuevos sentidos para un espacio y un tiempo en un mundo de lo efímero y la fragmentación.”(Harvey, 2004: 241)
Por un lado, se habla de cierta tipificación de tiempos (episódico, coyuntural, estructural y de los sabios), de las implicaciones políticas e históricas de la humanidad en la concepción de cada uno de ellos, de los resultados divisores ¿exclusores? del mundo y por tanto de los espacios (occidente/oriente, norte/sur, centro/periferia) en los que la modernidad (y la pos) así como la globalización, aparecieron también como conceptos sin pensarse en el vocabulario de empresarios, gobernantes, analistas políticos, intelectuales y comunicólogos… para intentar definir procesos locales que alcanzaron dimensiones mundiales, por su difusión (redes, modas, consumo) por su permanencia (uso de tecnologías, organización e “identidades”), por su imposición (políticas, explotación, homo-heterogenización).
El espacio y el tiempo entonces, dejaron de ser categorías aisladas, simples escenarios y se conviertieron en nociones “no fijadoras” sino susceptibles a la redimensión, a las preguntas y a los problemas: ¿qué son? ¿qué han sido? ¿qué estan siendo y dejando de ser? Instrumentos de poder… preocupaciones antropológicas, más allá que “dimensiones materiales fundamentales de la vida humana”(Castells, 1999:409)
Por otro, el espacio de flujos, ha generado simultáneamente una segregación, separación y marginación social progresiva. Las tendencias neotribales y fundamentalistas (terroristas, milicianos, por ejemplo), que reflejan y articulan las vivencias de los beneficiarios de la globalización, son hijos tan legítimos de ésta como la tan festejada “hibridación” de la cultura superior, es decir, la cultura de la cima empresarial.
Ante tal volatilidad de información, de recursos financieros, de objetos “Causa especial preocupación la interrupción progresiva de las comunicaciones entre las élites cada vez más globales y extraterritoriales y el resto de la población, que está “localizada”. En la actualidad, los centros de producción de significados y valores extraterritoriales, están emancipados de las restricciones locales...”(Bauman, 1999: 9)
Es decir, en la interacción de la tecnología, la sociedad y el espacio hay una manifestación dominante de poder, en los servicios, en las comunicaciones, en las transacciones, en la accesibilidad, a través de la versatilidad de las redes e inclusive en los procesos migratorios transnacionales, en donde “La ciudad global no es un lugar, sino un proceso.”(Castells, op.cit: 419)
El tiempo comienza entonces a articularse, a materializarse, a especifizarse en la empresa red como tiempo laboral diversificado ¿infravaluado? los efectos colaterales: la condición social y el estadio biológico humano condicionado, el control natal, la mortalidad, lo aséptico, el narcisismo, la brevedad; en nuestra cultura, el tiempo se comprime y en última instancia se niega, como una réplica primitiva de la rotación rápida de la producción, el consumo la ideología, y las políticas en las que se basa nuestra sociedad ¿eterna? Porque finalmente, “Las prácticas materiales de las cuales surgen nuestros conceptos del espacio y del tiempo son tan variadas como el espectro de experiencias individuales y colectivas. El desafío consiste en colocarlas en un marco de interpretación global que pueda franquear el hiato entre el cambio cultural y la dinámica de la economía política” (Harvey, 2004: 236)


Bauman, Zigmunt. 1999. La sociedad individualizada, Cátedra, Madrid.
Castells, Manuel, 1999. La era de la información, economía sociedad y cultura, T I , S.XXI. México.
Harvey, David, 2004.La condición de la posmodernidad, Amorrortu, Buenos Aires.
Wallerstein, Emmanuelle, 1998. Impensar las ciencias sociales, S.XXI, México.

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