“Nothing happens on this planet that doesn’t impact us”
La presión exitosa de los capitales y las instituciones financieras internacionales para promover la apertura de los mercados nacionales, las políticas privatizadoras , la revolución en las tecnologías y los sistemas productivos, junto con la modificación en los hábitos de consumo y formas de vida trajeron consigo la destrucción de diversos ecosistemas, la deforestación, y los cambios de clima, todos obra de quienes habitamos este “village”, generando condiciones para crear un vasto reservorio de virus que seguramente se multiplicarán o se resistirán a cualquier antibiótico o antiviral.
De hecho, aún persiste la posibilidad de la aparición de nuevas enfermedades en regiones remotas o sobre el espacio zoonótico de las granjas y las grandes industrias agropecuarias; sin embargo una de las características de este fenómeno es que la zoonosis no se encuentra circunscrita a un tipo de vehículo concreto, es decir, puede que el agente infeccioso se trate de un virus, una bacteria, un hongo e incluso de una proteína carente de genoma y ácidos nucleicos, al que se le ha acuñado el término de prion. Además estas enfermedades pueden incubarse durante años o incluso décadas en la especie humana, por lo que, como afirman los autores, en los años venideros podremos evaluar su auténtica repercusión, pudiendo llegar a hablar de epidemia.
Si bien, la zoonosis es el resultado de una coevolución del parásito y de uno o varios de sus hospedadores, llegándose a dar ciclos enormemente complejos con portadores interm

Existen inclusive, enfermedades infecciosas que se han trasmitido desde el hombre a los animales, especialmente a los domésticos. Recientemente se ha formulado un nuevo concepto, el de la “zoonosis reversa” para hacer alusión a aquellas que afectan a los animales y que son nuevamente transferidos a la gente (vgr. Staphylococcus aureus, que en humanos es la bacteria causante de originar furunculosis, también afecta a la vacas produciéndoles un cuadro más complejo acompañado de mastitis).
Es un hecho que en estas últimas décadas, los casos de infección humana y animal se han multiplicado, provocando alarma y la sospecha de una pandemia (en 1996 los datos presentados por el departamento de Salud Pública del Estado de California aseguraban que el 50 % de las enfermedades infecciosas padecidas por su población eran de origen animal) no obstante, reitero esto se debe en gran medida a la ruptura de las barreras físicas y a los nuevos hábitos alimenticios, la rápida urbanización, movimientos migratorios, las nuevas formas de agricultura, el tratamiento de engorde/crecimiento que sufren determinados animales, el turismo, la velocidad de los medios de transporte, el exotismo de los individuos, etc. ha contribuido a que nuevos patógenos puedan llegar a infectar a otras especies. “Fish and Wildlife Service testified before a Senate comittee in 2003 that the U.S. imports more than 200 million fish, 49 millions amphibians, 2 million reptiles, 365,000 birds, and 38,000 mammals in a single year.” (Greger, 2006)
Considero en ese sentido, que las enfermedades infecciosas pueden ser vistas desde una perspectiva ecológica y no simplemente como el resultado de la colisión de potentes agentes y huéspedes susceptibles. Tampoco debemos esforzarnos, a través de la antibiosis y la extrema antisepsia, alcanzar una existencia libre de gérmenes. El desarrollo de balas mágicas cada vez más potentes no es ya la única ni más efectiva estrategia, a largo plazo, para enfrentar los microorganismos patógenos. Las llaves reales derivan de la ecología, el comportamiento humano y la convicción de que las poblaciones humanas y microbianas son parte de la misma bioesfera evolutiva…
Andrade, Víctor. 2001. Globalización, cultura y complejidad: miradas desde un nodo periférico, Facultad de Sociología , Universidad Veracruzana.
Acosta, Néstor, Zoonosis: enfermedades sin barreras, en http://www.encuentros.uma.es/encuentros94/zoonosis.htm, Consultado en Mayo 23, 2007.
Greger, Michael. 2006. Brid Flu: A virus of our own hatching. New York, Lantern Books. Part II Nos. 1, 2 y 3.
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