Wednesday, July 11, 2007



Water>

between international relationships…

“Hydropolitics is the systematic study of conflict and cooperation between states over water resources that transcend international borders”(Elhance, 2002:3)

The authors show the different dimensions about the water, like concept, but also like a multifaceted resource. The first article reviews the ways that scholars and investigators have worked with the term.
Water and conflict, like an unit of analysis that challenge the notion of state centrism: about scarcity, power and economic affections.
Water and the environment, the discussion provides evidence of the physical, territorial and, of course, environmental changes.
Water and security, the third main focal area of hydropolitical writing point out the crisis about the resource and the polarization between the management of water (in a secure way) and free access to the people.
Water, society and culture, is the last category that examine the resource in a more abstract sense, for the symbolisms and imaginaries that support the resources uses and social practices.

The central points of the readings were the conflict and cooperation that involve states as the main actors in an international scenario, the river frontiers, but also affect to the non state-actors. In this way “…hydropolitics is an investigation about the authoritative allocation or use of water, and with the water in question potentially being both international and national in its origin, thereby implying some kind of sovereignty over this water. ”(Turton, 2000:16)

Hydropolitics for Elhance, is an issue of scale and it’s centered in the “third world”, in this case in South Africa and its water scarcity. The author says that there are many intervening variables (geographic, political, economic, cultural) “although states are inherently inclined to unilaterally exploit the rivers flowing across or along their borders, the hydrologically induced interdependencies in international basins gradually compel states to entertain least the possibility of cooperation with their neighbors.”( Elhance, 2002:6)

However, there is no arrangement about obligations and rights about the hydric resource for the states and for the common people, neither a “global” investigation that claims the large scale economic development programs: irrigation systems, large dams and other water-related infrastructure projects that have been implemented for the World Bank and the United Nations.

Finally, hydropolitics like geopolitics are unfinished analysis for understand and change the reality, but both are tools to make questions and propose new forms to see, study and take decisions about territory, resources, and the interactions between people, lands and states.


Tlhance Arun, Hydripolitics in the third world, conflict and cooperation in international river basins, United States Institute of Peace Press, Washington.

Turton A. y Henwood R. Hydropolitics in the developing world. A southern African perspective, University of Pretoria, 2002, South Africa.

Thursday, June 28, 2007


Con melón o con sandia…
Sistemas Agroalimentarios Locales o Agroindustria Rural (≠ ó =)
Las tercera vías…
“El modelo agrícola americano a gran escala, mecanizado y corporativo se mantiene como la mejor forma, y en ocasiones la única, de alimentar eficientemente a la población mundial. La creencia convencional ha deparado a los pequeños productores —o campesinos— exactamente la misma suerte que a los dinosaurios...” (Rosset, 2001: 2)

A)…
Los SIstemas Agroalimentarios Locales son un concepto en proceso, por parte de investigadores del grupo Syal, conformado por seis entidades francesas, preocupadas por el tema del desarrollo y la alimentación de las comunidades de pequeños productores en el Tercer mundo. Los SIAL apuntan al tema del desarrollo territorial en relación con las actividades económico-productivas, en especial de alimentos; la pertenencia a un medio social/cultural y las relaciones de confianza entre los pequeños productores y los actores sociales que se reunen en torno a un producto o un conjunto de ellos, promoviendo así el establecimeinto de vínculos con mercados y entidades públicas. (Muchnik, 2004).

B)…
En la década de los ochenta se originó una corriente de pensamiento orientada a mejorar el bienestar del campesinado latinoamericano mediante la valorización de sus propias producciones: la Agroindustria Rural (AIR). Basada en el supuesto que la mayoría de los campesinos no pueden sobrevivir produciendo solamente materia prima agropecuaria barata, sino que deben tener acceso al valor agregado producido a lo largo de la cadena alimentaria, en las etapas de poscosecha, desde la transformación hasta la comercialización, la corriente sobre AIR se ha desarrollado y fortalecido durante estas dos últimas décadas[1]
y actualmente se enmarca en esta forma emergente de ver el desarrollo rural llamada “Nueva ruralidad” (Boucher, 2001).

C)…
Sin embargo, surgen desde otros espacios y estudios esfuerzos emergidos desde la localidad para la localidad, hablar de lo nuestro y reivindicar el espacio rural, la restauración ecológica, y la participación colectiva que, si bien en este caso parece ser una responsabilidad exclusiva del campesinado o de los guardabosques, de los indígenas y pobladores rurales, me parece que las condiciones ecológicas exigen que otr@s personas se, nos involucremos en esta reivindicación. No sólo por nuestra dependencia alimenticia a la fertilidad de los suelos, ni por el respeto al material simbólico y nutritivo de los recursos naturales sino por que la salud y el bienestar colectivo -aún el urbano- están en juego.

A nivel de modos de producción y medios, la propuesta de los pequeños productores en el estudio de Amalia resulta sumamente interesante y provechosa, la compra directa de alimentos en cuyo proceso productivo no se aplicaron agroquímicos o bien las prácticas de crianza respetaron el ritmo metabólico de los animales parecen ser otras alternativas; sin embargo, reitero la difusión, el apoyo y los espacios abiertos a tales prácticas; así como el cambio de hábitos de consumo y costo-beneficio habrán de ser el siguiente obstáculo a vencer no sólo a nivel práctico y cotidiano; sino a nivel de estudios antropológicos y análisis de colectividades e individualidades globalizadas…

Boucher, François (2001) Una visión territorial de la agroindustria rural:Los sistema agroalimentarios locales, II Curso Internacional sobre la Promoción de la Agroempresa Rural para el Desarrollo Microregional Sostenible Versión no editada y para discusión - Marzo 2001 PRODAR/IICA-CIRAD, en http://www.ciat.cgiar.org/agroempresas/espanol/Rec_de_info/memoriasiicurs/cd_curso/Contenido/Modulo%203/Submodulos%203.3/vision_territorial_air.pdf

Cano Castellanos, Ingreet J. et al. (2006), Recuperar lo nuestro: una experiencia de restauración ecológica en predios del embalse de Chitacá, localidad de Usme, Bogotá, D. C. Universidad Nacional de Colombia

González, Alma Amalia, (2006) Mercados alternativos locales frente al sistema agroalimentario global, Revista LIDER, No. 15, Año 11

Muchnik José y Echeverry Argemiro, et. al. (2004) Territorios y Sistemas Agroalimentarios Locales, Unibiblos - U. Nal. Colombia. Bogotá.

Rosset, M. P. (2001). La producción campesina frente a la globalización. Ponencia preparada para el III Seminario Internacional de Agroecología 23-25 de abril de 2001 Universidad Autónoma de Chapingo, Texcoco, México.



[1] Las características de las actividades de poscosecha-transformación y comercialización en las zonas rurales, relacionadas con el sector campesino, han conducido a conceptualizar un tipo especifico de agroindustria como elemento del desarrollo rural sostenible. Hasta ahora se utiliza y acepta el término que define la “agroindustria rural” (AIR) como “la actividad que permite aumentar y retener, en las zonas rurales, el valor agregado de la producción de las economías campesinas, a través de la ejecución de tareas de poscosecha en los productos provenientes de explotaciones silvoagropecuarias, tales como la selección, el lavado, la clasificación, el almacenamiento, la conservación, la transformación, el empaque, el transporte y la comercialización”.(Boucher, 2000).En el transcurso de casi dos décadas, el concepto de agroindustria rural tomó fuerza, ha sido discutido, analizado y modificado a la luz del entorno y de las realidades de la AIR en el campo, evolucionando en función del entorno socioeconómico y político. Cfr. Boucher (2001).

Wednesday, June 13, 2007



Sospechas:
Sobre la exuberancia de la vida y el delirio de la economía,
las políticas ecologistas y la sociedad civil.

De la imposición de la racionalidad económica en la vida de algunas personas, han sugido cambios en las concepciones que tienen de la naturaleza (como referente de simbolización y significación de prácticas sociales, potencial de riqueza material y soporte de la vida espiritual) y se ha convertido más bien en fuente de materias primas, que ha alimentado la acumulación de capital a escala mundial (Leff, 2004)
Y ha surgido también un concepto que para algunos rescata esas antiguas concepciones y para otr@s, entre l@s que me adscribo, disfraza de buenas intenciones la asignación de precios mercantiles y derechos de propiedad, extracción y monopolización de recursos: El desarrollo sustentable.[1] Hablar de racionalidad ambiental y de procesos de capitalización me resulta sospechoso, así como la idea de diversidad cultural, políticas de diferencia y democracia participativa.
En primera instancia, considero que laS culturaS no SON un orden abierto a la resignificación del mundo como afirma el autor, a lo por pensar, a la producción de una diversidad de mundos posibles, sino más bien ordenes cerrados a concebir, decir y hacer las cosas de modos distintos, a considerarse equivocados e inclusive perjudiciales ante algunos procesos sociales, de satisfacción de necesidades, de interacción. Estamos acostumbrados a concebir a las personas desde un punto de vista, nos aferramos a esa estrecha mirilla y pensamos incuestionablemente: así es, así son l@s otr@s, así deberían de ser, por que así han sido; creemos que lo que pensamos y hacemos es lo correcto y eso nos ha llevado como personas, como sociedades, como “culturas” y generaciones a afirmar la anormalidad, el primitivismo, lo patológico, lo errado de lo que es ante nosotros distinto ¿incomprensible?...
De ahí que hablar de racionalidad o de “naturaleza” resulta cuestionable, de interculturalidad y biodiversidad también, por que son estas categorías las que nos han hecho planteranos un mundo y una utilización de éste. Algunas palabras están en boca de todos y se transforman en fetiches o en justificaciones, en felicidad o infelicidad. Las prácticas humanas, el cambio y las multidimensiones del espacio (y también del tiempo) insertas dentro del modelo económico imperante determinan casi todos los procesos sociales, las modas, la comunicación, la migracion, las políticas públicas, etc.(Bauman,1999).
El concepto moderno (cartesiano y kantiano) del hombre, que ha sobrevivido a los dos siglos pasados, establecía también categorías de semejanza ¿universales? de él mismo y de lo Otro (llámese humano maculino, femenino, alternativo o no humano) y a partir de ese momento se exigió a los demás respetar ese modelo, es decir, que sus distinciones no rebasaran la caracterización de lo racional, volitivo, monoteísta, progesivo y civilizadamente dominador (de género, del mundo). “The nature/culture dichotomy is derived from this dualism in Kant’s thinking and is cemented as the bourgeois way of knowing and being in nature […] Thinking about the environment, which Smith calls nature, and the relationships between the environment and society as a process of production, allows us to think about the relationship between how we make our world (Harvey 1996: 131) It allows us to see the shared mechanisms of the production of environment, selves, society, and space.” (West, 2006: 29)
Y es precisamente por que las palabras y los procesos se construyen dentro del discurso y no fuera de él, hemos algunos olvidado considerarlas producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos, en el interior de prácticas discursivas específicas, mediante estrategias enunciativas específicas. “Emergen en el juego de modalidades específicas de poder y por ello, son más producto de la marcación de la diferencia y la exclusión que signo de una unidad idéntica y naturalmente constituida; una identidad en su significado tradicional.” (Hall, 1996: 18) Por ello este reconocimiento de la diversidad social y biológica, este esfuerzo ”político” de normatividad y procuración me parece sospechoso, así como algunos análisis antropológicos y labores de la disciplina.
Parece una utopía, que personas con diversos deseos, procesos de producción, socialización e interacción, (aún sin un lugar/espacio permanente:“desterritorializadas”) en la vorágine del tiempo y la capitalización, reconocieramos no sólo nuestros orígenes, sino nuestras preconcepciones, nuestras erratas, derechos e intereses comunes y los cargaramos no sólo en el discurso académico o cotidiano, en la construcción o reproducción de ideologías, sino en sus prácticas y movimientos colectivos. Entonces la articulación entre el yo y los otros puede ser no sólo un concepto o un hecho integral “naturahistórico”, sino una acción política que haga posible “aquella colectividad que da sentido duradero y profundo a los sujetos, que se funda en tejidos y nexos sociales con alguna referencia territorial, enraizada en un lugar, y en cuyo ámbito son capaces de construir no sólo identidades sólidas, sino además proyectos comunes de alcance social.” (Díaz Polanco, 2006: 152)


[1] La palabra “sustentable”, un anglicismo de la palabra “sustainable”, referida a algo que es posible mantenerse en el tiempo (la traducción correcta sería “sostenible”.) En términos económicos el desarrollo sustentable es un llamado a no “descapitalizarnos”, entendiendo por capital tanto los activos creados por el hombre como nuestros recursos naturales y medio ambiente (vgr. condiciones de asistencia social que hagan posible, en términos muy vagos, el bienestar de las presentes generaciones sin poner en riesgo el bienestar de las futuras) Debemos vivir de los intereses que genera nuestro capital natural y artificial, pero no comernos la gallina que pone los huevos de oro. Cfr. Gómez-Lobos, ¿Qué entendemos por desarrollo sustentable?. http://www.sustentable.cl/portada/Andres/358.asp



BAUMAN, ZYGMUNT .1996. De peregrino a turista, o una breve historia de la identidad, en Cuestiones de identidad cultural, Amorrortu, Buenos Aires.

DIAZ POLANCO, HÉCTOR .2006. Elogio de la diversidad, globalización, multiculturalismo y etnofagia, S. XXI, México.

HALL, STUART 1996. Introducción ¿quién necesita identidad? en Cuestiones de identidad cultural, Amorrortu, Buenos Aires.

LEFF, ENRIQUE. 2004. Racionalidad ambiental, Argentina, Siglo XXI.

WEST, PAIGE. 2006. Conservation is our goverment now. The poltitics of ecology in Papua New Guinea, Duke, EUA

Wednesday, June 06, 2007

Naturaleza histórica

“The complications of writing about the amazons is the persistence of these stubborn representational conventions, which have conditioned perceptions of the region from the colonial period to the present.”( Clearly, 2001: 69)
Hablar de procesos sociales y ecológicos parece remitirnos al uso y cuidado de recursos naturales, a los modos de producción utilizados para poder no sólo extraerlos sino aprovecharlos, al uso del término territorio y no el territorio en sí mismo, el objeto del análisis geográfico, sino al del análsis social. Ese territorio que si bien incluye condiciones pluviales, geológicas, climáticas, etc. también es concebido como aquél conjunto de formas, objetos y acciones. Sinónimo de espacio humano, espacio habitado, y que considero se trata de un un híbrido, una noción que, por eso mismo, carece de constante revisión histórica (Santos 1996)
Y es que hoy puedo afirmar que la naturaleza es histórica, eso es lo que me rebelan dos escritos (que se escribieron con casi una década de diferencia), la agricultura intensiva practicada por los indigenas prehispánicos, la prácticas colectivas de acceso, sedentarización y sobrevivencia transformaron el espacio, el paisaje. Y lo que era concebido por Colón en 1492 como una tierra prístina y paradisaica ya habís sido modificada ¿sometida? por aquéllos.
Las prácticas agrícolas (vgr. el uso del fuego) y la influencia de éstas en los bosques son un pretexto para analizar el impacto que las sociedades originarias (y no originarias) han provocado en un ecosistema, impacto, por cierto, que no siempre es perjuicioso para las diversas especies que le constituyen “The economic botanist William Bal6e (1987,1989) speaks of “cultural” or “anthropogenic” forests in Amazonia in which species have been manipulated, often without a reduction in natural diversity”( Denevan, 1992)
El territorio así, como un valor “local” es relativo, o en todo caso, relativizado, abordado desde otras dimensiones (a partir del dinamismo y las transformaciones que los intercambios sociales y culturales ) se plantean las implicaciones recíprocas (humanidad/ambiente ambiente/humanidad) desde la geografía económica, la demografía, la degradación ambiental.
Me parce sin embargo que hay una dimensión sino ausente, por lo menos escasamente recuperada en la discusión: la política, aquélla en la que el territorio es ¿era? la base, el fundamento del Estado-Nación que, al mismo tiempo lo moldeaba. Y que permitiría aclarar un poco esta extraña ¿esteril? dicotomía entre el ser humano originario de un lugar (procurador de “su espacio”) y del ser humano interventor, colonizador y extractor del mismo.
Si bien es claro que en un contexto en el que la fluidez (los cambios y las transformaciones humanas y “naturales”) está puesta al servicio de la competitividad y del libre mercado que hoy rige las relaciones económicas, y hegemónicas; también es cierto que hay una explotación ecológica generalizada y que tanto “indígenas” como “no indígenas” en sus prácticas transforman, obtienen de él ¿destruyen? el espacio ecológico que habitan.
Considero que la fluidez real viene de las acciones humanas, del espacio aquél en el que se toman las decisiones, en el que los análisis cobran sentido y posibilidades de transfromación más que de supervivencia y adecuación, de planeación. “El acontecer homólogo es el de las áreas de producción agrícola o urbana, que se modernizan mediante una información especializada y llevan los comportamientos a una racionalidad presidida por esa misma información. El acontecer complementario es el de las relaciones entre ciudad y campo y de las relaciones entre ciudades, consecuencia igualmente de necesidades modernas de la producción y del intercambio geográficamente próximo. Finalmente, el acontecer jerárquico es uno de los resultados de la tendencia a la racionalización de las actividades y se hace bajo un comando, una organización, que tienden a concentrarlos.” (Santos 1996: 125)
Observar los límites analíticos prescindiendo de ingenuidades y pre concepciones, articular el mayor número de dimensiones ante un problema o una pregunta ¿será ese el camino? el espacio para encontrar causas, algunas razones…

Clearly, David. 2001. Towards an environmental history of the amazon, from prehistory to the nineteenth century, Latin American Research, vol. 36 number 2.
Denevan, William. 1992. The pristine myth: the landscape of the American in 1492. Department of Geography, University of Wisconin, Madison, WI 53706.
Santos, Milton. 1996. De la totalidad al lugar, en El retorno del Territorio, Oikos Tau, Barcelona.




Thursday, May 31, 2007


“Quién ha venido ha hablar de las ciudades perdidas
¿por qué están ahí?
¿quíen las dejó extraviar?...”
Delgadillo Fernando
Entre Pairos y Derivas.



La crisis del campo, del “gueto”, de los paises en desarrollo (África, Latinoamérica, el sureste de Asia), de grupos sociales específicos como los niños y las mujeres (quizás nos olvidamos de las personas denominadas de la tercera esdad y de los jóvenes) explica Castells, deviene en procesos de desigualdad, polarización, pobreza y miseria, que nos remiten a las dispares relaciones de distibución/consumo, de la apropiación diferencial de la riqueza generada por el esfuerzo colectivo, de la individualización del trabajo, de la sobreexplotación de los trabajadores, de la exclusión social (de la insuficiencia de las políticas reparadoras de integración social) e iclusive de la integración perversa (que va más allá del desempleo formal frente a un empleo informal/criminal y que además afecta los modelos de formación de la familia).

“En todas partes la acumulación de pobreza socava la seguridad existencial y plantea desafíos cada vez más extraordinarios a la ingenuidad económica de los pobres. Quizás haya un punto a partir del cual la contaminación, la congestión, la codicia y al violencia de la vida urbana cotidiana finalmente aplasten las redes civiles y de sobrevivencia adecuadas en las ciudades perdidas”( Davis, 2004: 16)

La articulación de procesos macroeconómicos, macropolíticos, “macroestructurales” silenciosa pero no invisiblemente han cobrado creces en la sociedad de estos espacios críticos que emergen, que se multiplican, en un contexto insalubre, hostil, de urbanismo intensificado, con estigmas, con criminalidad e industrialización, con riesgos de procesos exclusivos y exclusores.

Por un lado Castells plantea dos situaciones muy específicas: La del Africa subsahariana y su deshumanización y la de Estados Unidos y su dualidad. Podríamos pensar que hablamos de realidades muy distantes, casi ajenas, pero se expone una constante: la disparidad creciente en el dinamismo de la economía (más de 35 millones de estadounidenses en pobreza extrema y miseria, 500 millones en África). Si bien la supervivnecia de las mayor parte de las economías africanas depende de la deuda externa, de la ayuda internacional y del credito exterior, de la ayuda de los gobiernos y donantes “humanitarios” en Estados Unidos , la mecanización de la agricultura del sur y la movilización de la mano de obra industrial provocada por el programa federal de renovación urbana, para mantener a las empresas y los “centros culturales” en los nucleos metropolitanos aumentarosn la concentración de minorías en los barrios más degradados y luego entonces su pauperización.

Uno de los aterradores efectos: “Uno de los mercados de creciminto más es la prostitución infantil (…) la proporción creciente de niños entre las víctimas de la guerra se debe al carácter de estas nuevas guerras olvidadas, una vez que el mundo rico decidió vivir en paz.” (Castells, 1999: 188, 190)

La violencia, las infecciones (VIH), la drogadicción… La exclusión social suele expresarse en términos espaciales, en el confinamiento territorial y luego entonces de acceso a los recursos y a los servicios mínimos de calidad de vida, de poblaciones sistemáticamente irrelevantes, desconectadas de las redes de funciones y personas “valiosas” pero también en otras dimensiones, me parece, en términos microestructurales, en procesos académicos, por ejemplo, en el acceso a los servicios de salud, en el acceso a los recursos alimenticios y a las condiciones de trabajo (derechos laborales, condiciones mínimas de seguridad, posibilidad de producir para autoconsumir) Posibilidad…Libertad es el sueño humano que la tiene… exclusión es la pesadilla (como la de Darwin) de la que uno quiere despertar pero en la que la vigilia extraviada en ciudades, erosionados campos, guetos y sonrisas frustradas de niños y niñas permanece…

Thursday, May 24, 2007

“Nothing happens on this planet that doesn’t impact us”


La presión exitosa de los capitales y las instituciones financieras internacionales para promover la apertura de los mercados nacionales, las políticas privatizadoras , la revolución en las tecnologías y los sistemas productivos, junto con la modificación en los hábitos de consumo y formas de vida trajeron consigo la destrucción de diversos ecosistemas, la deforestación, y los cambios de clima, todos obra de quienes habitamos este “village”, generando condiciones para crear un vasto reservorio de virus que seguramente se multiplicarán o se resistirán a cualquier antibiótico o antiviral.
De hecho, aún persiste la posibilidad de la aparición de nuevas enfermedades en regiones remotas o sobre el espacio zoonótico de las granjas y las grandes industrias agropecuarias; sin embargo una de las características de este fenómeno es que la zoonosis no se encuentra circunscrita a un tipo de vehículo concreto, es decir, puede que el agente infeccioso se trate de un virus, una bacteria, un hongo e incluso de una proteína carente de genoma y ácidos nucleicos, al que se le ha acuñado el término de prion. Además estas enfermedades pueden incubarse durante años o incluso décadas en la especie humana, por lo que, como afirman los autores, en los años venideros podremos evaluar su auténtica repercusión, pudiendo llegar a hablar de epidemia.
Si bien, la zoonosis es el resultado de una coevolución del parásito y de uno o varios de sus hospedadores, llegándose a dar ciclos enormemente complejos con portadores intermedios sanos (individuos infectados sin síntomas de la enfermedad clínica; como es el caso de la gripe aviar o del herpes); me parece irresponsable “animalizar” el problema y situarnos como víctimas de este fenómeno, pues han sido nuestras formas de vida, de ritualiazación, de soberbia y capitalización, lo que nos ha ocasionado estas enfermedades. “While zoonotic diseases like rabies kill 50, 000 people globaly a year, humans generally end up as the dead-end host for the virus. In terms of global public health implications, the greatest fear surrounds viruses that can not only jump from animals to humans, but then spread person to person. Only a few people eat chimpanzees, but many people in the world have sex.”(Greger, 2006)
Existen inclusive, enfermedades infecciosas que se han trasmitido desde el hombre a los animales, especialmente a los domésticos. Recientemente se ha formulado un nuevo concepto, el de la “zoonosis reversa” para hacer alusión a aquellas que afectan a los animales y que son nuevamente transferidos a la gente (vgr. Staphylococcus aureus, que en humanos es la bacteria causante de originar furunculosis, también afecta a la vacas produciéndoles un cuadro más complejo acompañado de mastitis).
Es un hecho que en estas últimas décadas, los casos de infección humana y animal se han multiplicado, provocando alarma y la sospecha de una pandemia (en 1996 los datos presentados por el departamento de Salud Pública del Estado de California aseguraban que el 50 % de las enfermedades infecciosas padecidas por su población eran de origen animal) no obstante, reitero esto se debe en gran medida a la ruptura de las barreras físicas y a los nuevos hábitos alimenticios, la rápida urbanización, movimientos migratorios, las nuevas formas de agricultura, el tratamiento de engorde/crecimiento que sufren determinados animales, el turismo, la velocidad de los medios de transporte, el exotismo de los individuos, etc. ha contribuido a que nuevos patógenos puedan llegar a infectar a otras especies. “Fish and Wildlife Service testified before a Senate comittee in 2003 that the U.S. imports more than 200 million fish, 49 millions amphibians, 2 million reptiles, 365,000 birds, and 38,000 mammals in a single year.” (Greger, 2006)
Considero en ese sentido, que las enfermedades infecciosas pueden ser vistas desde una perspectiva ecológica y no simplemente como el resultado de la colisión de potentes agentes y huéspedes susceptibles. Tampoco debemos esforzarnos, a través de la antibiosis y la extrema antisepsia, alcanzar una existencia libre de gérmenes. El desarrollo de balas mágicas cada vez más potentes no es ya la única ni más efectiva estrategia, a largo plazo, para enfrentar los microorganismos patógenos. Las llaves reales derivan de la ecología, el comportamiento humano y la convicción de que las poblaciones humanas y microbianas son parte de la misma bioesfera evolutiva…







Andrade, Víctor. 2001. Globalización, cultura y complejidad: miradas desde un nodo periférico, Facultad de Sociología , Universidad Veracruzana.
Acosta, Néstor, Zoonosis: enfermedades sin barreras, en
http://www.encuentros.uma.es/encuentros94/zoonosis.htm, Consultado en Mayo 23, 2007.
Greger, Michael. 2006. Brid Flu: A virus of our own hatching. New York, Lantern Books. Part II Nos. 1, 2 y 3.

Friday, May 18, 2007




La mercantilización como visión del mundo:
entre el maiz, el “corn” y la pelagra.


Comemos no únicamente para ganar nutrientes, sino para experimentar sabores y aromas… sensaciones; sin embargo, detrás del arroz y los frijoles, de los tacos, así como de una big mac con papas y de un yogurth bajo en grasas, hay una carga simbólica más allá de estas –nuestras- preferencias. Estos alimentos hacen referencia a cierto estilo de vida, celebración y ritual, intereses económicos, preocupaciones sanitarias, alimentarias e identidades personales, étnicas, regionales nacionales (y obligadamente ¿cosmopólitas?)…

El panorama de transformación alimenticia del sector agrícola mundial y la generación de nuevas enfermedades, denominadas por los autores crónico-degenerativas son, como muchos otros rubros, interdependientes.
Por un lado, se nos muestra que se han exacerbado las relaciones de subordinación económica entre los países desarrollados y subdesarrollados tanto a nivel comercial como a nivel de explotación de la fuerza de trabajo y de recursos; de manera que los campesinos de los países últimos en la lucha por mantener un “rol” competitivo en el mercado mundial, transforman la estructura productiva agrícola interna, lo cual a su vez, no sólo ha implicado la profundización de las relaciones de dominio y explotación, sino además la generación de nuevas enfermedades a partir de la modificación de sus actividades de consumo (de productos alimenticios) y luego entonces de su dieta.
“Dietary change is occurring worldwide: traditional diets with a limited range of staples are being substituted bye a diet more composed of livestock products (meat, milk and eggs) vegetable oils and sugar (…also…) localism is displaced, and investments increasingly shifted from basic or seasonal commodities to “value added” processed foods.” (Rayner, et. al.,2007: 70)
Así, por otro, los autores exponen algunas de las consecuencias del mercantilismo como actividad usual, que en la conversión de toda entidad, acción o sentimiento a objeto de intercambio, conmensurable y monetariamente equivalente, provoca la deshominización de las personas, y en este caso, la evidencia de que la salud de éstas (nuestra salud), es una ocupación de ultima instancia.
Dado que en este contexto mercantil, como explica Appadurai (1986) todo se trata de una competencia económica y política, que además tiene que ver con la ruptura de la soberanía alimentaria de muchos países (ya que los altos subsidios a la agricultura frenan la productividad en este sector y la aplicación de tecnologías de vanguardia). La agricultura entonces se convierte en una actividad casi parasitaria, dependiente de la industria. Los países desarrollados controlan el mercado internacional de alimentos (y sus procesos) y entonces, los subdesarrollados dependen en gran medida de la exportación de dichos productos.
[1]
Tal situación desencadena otros procesos, en el libre mercado alimentario, el Estado mexicano, por ejemplo, se compromete a colocar en su población dichos productos, obedeciendo a prescripciones y acuerdos de organismos internacionales y de los paises desarrollados sin embargo; no audita (exige el control de calidad necesario para procurar el bienestar de sus consumidores) dichos productos, ni evalua las repercusiones de éstos en la salud pública de su ciudadanía; restringe el desarrollo agropecuerio local para que se prescinda de tales intercambios forzosos; hace caso omiso a las implicaciones culturales que “…examinan los caminos por los cuales las identidades de los actores (humanas y materiales) son construidas en diferentes puntos históricos y espaciales (…así como…) el inequitativo intercambio de valores internacionales en las conexiones materiales y morales de una multitud de alteridades culturales” (Lind y Berham, op.cit.: 52)
Así, me parece que aunque los autores prometen mucho y resuelven poco, ponen el tema en la discusión y ocupación antropológica y cotidiana. Por que si algo he aprendido de tod@s estas alteridades y descalabrones teóricos (inconsecuentes en algunos casos) es que es a partir de la información, la interpretación y la escucha comienza la resistencia, somos adultos y cada quien sabe lo que consume, come y hace, el sistema que reproduce y las “lujos” de los que se abstiene. Tal vez el Estado hará su papel en la medida en la que a sociedad civil se lo exija (mos), tal vez la salud de la población e inclusive la personal mejore cuando cambiemos nuestros hábitos antes que los discursos y las réplicas a estos, tal vez las implicaciones simbólicas en las que se amalgama el placer, el poder, la producción en masa y la irrupción sociocultural en esta mercantilización material y discursiva sean también una ocupación importante que no está peleada, o más aún que reforzaría tal resistencia, creando espacios y/o exigiendo derechos de alimentación más allá de la comida “lenta”.

Lind, David y Barham, Elizabeth. 2004. La vida social de la tortilla: comida, políticas culturales y mercantilización competitiva. Departamento de Sociología Rural, Universidad de Columbia, Missouri.

Rayner, Geof, et. al. 2007. Liberación mercantil y la dieta de transición: una respuesta a la salud pública, Health Promotion International, vol. 21, Oxford University, UK.

Rubio, Blanca. 1994. La agricultura mundial de fin de siglo: hacia un nuevo orden agrícola internacional en: Alejandro Nadal, coordinador, México y la globalización, UNAM, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias Cuernavaca, Morelos.



[1] De hecho, en un escenario de sobreproducción agrícola existen poblaciones que padecen hambrunas severas al tiempo en que se observa un incremento en los niveles de desnutrición en los países subdesarrollados. Esta situación ha ocasionado en gran medida una caída en la producción de cereales en dichos países y en luego entonces a nivel internacional, optando por la producción de otros productos, lo que ha significado también la monopolicaciónde la producción cerealera. (Rubio, 1994)