Saturday, September 23, 2006


Del esfuerzo y la persona...

“Mientras con énfasis se habla como nunca antes de la “personalidad libre”, ni se ven personalidades y menos personalidades libres, sin excepción hombres universales medrosamente arrebujados. Nadie expone ya su persona, sino que se disfraza de hombre culto, de erudito, de poeta o político. Cuando uno toca tales máscaras, creyendo que toman en serio la cosa y no hacen la comedia... se queda de pronto con nada más que un montón de trapos y retazos.”[1]

Desde el nombre, la conexión la alteridad y el adentramiento (no sé si el neologismo sea el correcto) INTERNET, espacio virtual que teje redes de voluntades, inteligencias, emotividades, “lugar” en el que los individuos, se vinculan, esconden, desperdigan, comparten, pluralizan lo que es unívoco, el conocimiento, la intimidad, su personalidad.
Hace ya algunos siglos, un teólogo- filósofo describía al hombre como un ser personal, mientras el término persona se utilizaba como referencia de las máscaras usadas en las tragedias griegas, elucidando así que lo que los humanos muestran al mundo no es su ser en sí, su esencia, sino características accidentales y ficticias (tal vez egoístas, “mal” intencionadas o simplemente escindibles) que manifiestan para relacionarse con los demás; este señor de Hipona distinguía lo sustancial y único de la naturaleza humana, su semejanza con dios, su corporalidad, razón y espiritualidad a través de esta palabra. Tal vez y después de la creación de nuevas formas de comunicación y relación económica, política e informal sean estas y otras posibilidades de concebir a lo humano. Benkler por otro lado, anuncia la reversión de la concentración de la información de un espacio privado y monopólico a uno público, modelos alternativos emergentes de producción de la misma, de conocimiento y cultura, siendo el INTERNET un espacio para que la noción agustiniana se realice, para que lo ya humano se humanice aún más y que en ese coordinación y disposición espontánea de “personas” algo cambie y la noción y acción de lo personal se colectivice, los obstáculos: la legalidad, el lucro, el otro lado de la moneda, las máscaras y las dobles intenciones. Considero que el esfuerzo antropológico puede encontrar herramientas para entender y explicar las posibilidades de ser humano, una cuerda entre lo animal, lo “divino” o lo demasiado humano, no podemos predecir o resarcir los daños, podemos transformar con preguntas y acciones de disposición personal, auténtica, sin máscaras, pero en la medida en la que su quede en explicaciones y en respuestas triviales de lo que en una sociedad sucede y no lo que en realidad necesita, el esfuerzo no será próspero.

Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama. San Agustín












[1] Nietzsche, F. (1999). Consideraciones intempestivas. Buenos Aires: Alianza editorial. Pág. 5.

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